¿Quién no recuerda al ver esta cebolla las famosas Nanas de la cebolla de Miguel Hernández? Así comenzaban esas nanas dedicadas a su segundo hijo:
La cebolla es escarcha
Cerrada y pobre
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda
La Nanas…fueron escritas desde la cárcel en la soledad de su celda como respuesta a una carta de su mujer que le habla de su pobreza y de su alimento: Pan y cebolla.
Mi recuerdo es más generoso y alegre, pero no por ello más duro. Son cebollas que nacen en el centro de la España Vaciada, en Teruel, en Portalrubio….un pueblo en pleno Sistema Ibérico de inviernos largos y fríos, y veranos secos y calurosos, de gentes que se fueron y que no volvieron, ….
Pero donde la naturaleza no abandona- generosa, vital, dominante, con arraigo, ….
Cada vez que las cebollas brotan en mi huerto, en esa tierra dura, reseca, oscura, y agrietada vienen a mi mente las Nanas de la cebolla de Miguel Hernández.
Una cebolla blanca, apretada, jugosa, grande y redonda …y generosa, capaz de tapar el hambre y el deseo de quien la prueba.
Carmen Valero Garcés, Portalrubio (Teruel), verano 2019