He de confesar que al principio, no terminaba de entender cómo una chica de 16 años, había llegado a la cumbre del clima de Naciones Unidas, en Katowice (Polonia, diciembre 2018).

Subida al escenario, dio un discurso deslumbrante sobre la irresponsable actitud que, los adultos en general, gobernantes y demás dirigentes mundiales en particular, tenemos ante el cambio climático. “Una niña con demasiada luz para ser auténtica”, pensé.

Como habitante del mundo y periodista, he visto alguna que otra estratagema des-informativa perfectamente orquestada, para que la sociedad mire a un lado, mientras aquellos que realmente manejan la partida, trabajan en la dirección opuesta.  Esta incredulidad, me hizo seguir los pasos de Greta Thunberg. Poco a poco, la desconfianza se fue desvaneciendo al comprobar que las únicas personas que están detrás de ella son sus padres y sencillamente, por darle apoyo al ser menor de edad. Ni más ni menos.

Anterior a la Cumbre, Greta había dado una charla de unos 11 minutos en Ted talk, la cual yo escuché a posteriori. Con sus ojos bien abiertos y utilizando las palabras justas y necesarias -además de hablar de temas personales relacionados con su mutismo selectivo, la depresión que tuvo con diez años y posterior pérdida de peso o su síndrome de Aspergen- volvió a dejarme atónita, con la claridad y ejemplar lucidez de su mensaje frente al cambio climático.

Entonces, el movimiento Fridays for Future, ya empezaba escucharse con más fuerza fuera de Suecia – de donde es originario- y a tener su propio “hastag” en redes sociales. Los siguientes en seguir de forma masiva las huelgas fueron los estudiantes belgas.

Hoy 15 de marzo, la huelga internacional por el clima está en su semana 29 y ha sido secundada por más de mil ciudades de 89 países.

Muchas veces ver o escuchar los acontecimientos a través de los medios de comunicación, no nos permite valorar el tremendo esfuerzo que hay detrás de ellos. Me permito aquí resaltar que este movimiento, ha sido activado por estudiantes, principalmente universitarios.  Paralelamente, se ha formado un grupo de profesores, algunos de ellos agrupados bajo las siglas: Teachers for Future Spain, con el objetivo de servir de apoyo y de subrayar entre los jóvenes, los valores de la cultura y de la ecología.  Por nuestra parte, también hemos estado los ciudadanos que, más o menos anónimos y desde nuestras diversas áreas, hemos colaborado en diferentes ciudades para poner en marcha todo lo que algo así significa: desde pedir permisos para hacer una manifestación con el consiguiente corte de calles, hasta organizar los distintos eventos que acompañan al acto o enviar comunicados a medios de comunicación y asociaciones, para divulgar sobre los valores ambientales y sociales del mismo.

Desde mi pequeña parcela de acción dentro de este gran movimiento, pocas veces he encontrado tanta receptividad por parte de todos aquellos con los que he contactado para divulgar el evento. Otra grata sorpresa, ha sido conocer a algunos de los jóvenes que hay detrás de las pancartas, tan llenos de argumentos y de fuerza.

Por lo comentado con compañeros, sin duda, considero  que este 15M por el clima, podría marcar un antes y un después, al menos para los adultos que ya andábamos un tanto contaminados de desesperanza.

Todos estos jóvenes, están siendo capaces de inyectar  una nueva energía “verde” realmente revitalizante en muchos sentidos. Es hermoso que ellos lo lideren, considero que no podría haber sido de otra manera. Pero nosotros, los adultos, no debemos de bajar la guardia para servirles de apoyo.

Con objetividad, humildad y aprendiendo de todo lo que las nuevas generaciones tienen que enseñarnos, debemos de ser capaces también de proporcionarles el sustento que necesiten. Viendo la coordinación tanto a nivel internacional como local, que ha hecho posible que un día como el de hoy haya brillado por sí mismo, me reafirmo en mi creencia de que la única manera de que realmente cambien las cosas, es tejiendo redes de trabajo entre todos.

Seguimos.

Carmen Díaz Beyá